El Cannabidiol, también conocido como CBD es uno de los dos componentes cannabinoides más importantes de la planta de cannabis, que se encuentra en proporciones variables dependiendo de la cepa. Mientras que en algunas es mínimo, en otras puede ser el más abundante, o bien puede encontrarse en proporciones más o menos iguales que el THC.
El CBD y el THC no son lo mismo. El cannabis contiene más de 500 compuestos orgánicos, de los que al menos 113 son cannabinoides. Y entre estos cannabinoides destacan, por sus cualidades terapéuticas, el CBD y el THC. Este, el tetrahidrocannabinol, es el compuesto psicotrópico predominante en la planta, el responsable de la psicoactividad por la que el cannabis es conocido.
El CBD no tiene efectos psicoactivos; el THC, sí. Pero ambos poseen un valor terapéutico muy significativo, que se potencia cuando «trabajan» juntos; se produce un efecto sinérgico: el CBD potencia determinadas propiedades del THC, como las analgésicas o las anticancerígenas, al mismo tiempo que contrarresta su psicoactividad.
El aceite de cannabis es rico en CBD se usa como complemento o suplemento alimenticio, remedio tópico o tratamiento farmacológico para el alivio del dolor crónico, la inflamación en enfermedades inflamatorias intestinales o cutáneas, la ansiedad, la depresión o la gravedad y frecuencia de las convulsiones en epilepsias refractarias.
Se emplea asimismo para tratar síntomas de enfermedades neurológicas o neuropsiquiátricas como la esclerosis múltiple, el alzhéimer, el párkinson o la esquizofrenia. Junto con el otro cannabinoide más estudiado, el THC, ha demostrado inducir la muerte de células cancerosas in vitro e in vivo en modelos animales, inhibiendo la progresión del tumor.